Encuentro los aeropuertos especialmente atractivos.
Sus rincones inmaculadamente luminosos, el sonido de las ruedas de cientos de valijas llenas de sueños y pesares, la voz clara que anuncia arribos y partidas sobre nuestras cabezas, las turbinas en las pistas y el murmullo de gente que llega y se va crean una atmósfera única. Sus terminales simbolizan el primer paso -o el último- en un camino lleno de experiencias nuevas; cada pasajero trae y se lleva un sinfín de historias y expectativas que los demás desconocen. Business or pleasure? No interesa; todos se vuelven iguales dentro de estas enormes cajas de concreto y cristal que nos lanzan a vivencias increíbles.
Desde este modesto aeropuerto virtual invito a los pasajeros a embarcarse con xNashh Airways en un vuelo sin escalas a los rincones de mi mente, tan compleja y única como cualquier otra.
Les deseo un vuelo agradable.

Nashh Kinney.

Wednesday, May 18, 2011

Este blog está re muerto. Lo extraño es que últimamente sucede lo mismo con mi vida en general ._.
Quiero describir una secuencia que viví hoy, no muy distante de lo que suelo vivir todos los días pero algo, todavía no sé qué precisamente, hizo que esta vez le prestara más atención.

Haciendo tiempo en el centro, sentado en la ventana de un kiosco que siempre está cerrado a esa hora (de hecho a esa hora el centro es un desierto), fumando mi cigarrillo como hago religiosamente todos los días antes de entrar a la oficina tuve que ser testigo de una escena que preferiría no haber presenciado:
Ahí estaba, excedida de peso como siempre, con el pelo enmarañado, de ese color anaranjado por lo desteñido y claramente sucio, la piel inusualmente más morocha que en otras ocasiones, llevando esos joggings que parecen la reliquia familiar y un buzo de polar negro en el que no me hubiera extrañado encontrar piojos, pulgas y otras criaturas indeseables. Gritaba como una loca y The Pretty Reckless sonando a todo volumen en mis oídos no me dejaba entender lo que decía. La situación no cambió demasiado cuando me saqué los auriculares: debí recordar que a la señora nunca  se le entiende nada  de lo que dice. Nunca, nada.
Acá entra otro personaje, La Piba. Interpreté que La Gorda se dirigía a ella cuando giré mi cabeza y la vi en la otra esquina (no creo que haga falta describir a La Piba también), haciendo no sé qué mierda con un nene que debía ser el hijo del séptimo u octavo novio de La Gorda -nota: este dato puede ser tristemente cierto -.
Al observar mejor, ya con los auriculares de nuevo en mis oídos, me di cuenta de que La Piba se trataba de la hija de La Gorda, aquella jovencita carente de gran parte de su dentadura que últimamente venía gritándome groserías cada vez que yo salía de la oficina, además de arrojar piedras a la ventana y otras actitudes inaceptables que uno no esperaría de un ciudadano pensante y que contribuye a la sociedad como cualquier otro.
Se encontraba forcejeando con el niño y dándole cachetadas (vaya uno a saber lo que había hecho la pobre criatura), así que La Gorda empezó a caminar a su encuentro -nunca dejó de gritar-. Supuse que esto merecía encender otro cigarrillo y no sólo tomar el tiempo para ver cuánto tardaba La Gorda en llegar a la esquina donde estaba La Piba maltratando al Nene, sino también para contemplar el espectáculo que vendría después. Entre que puse el cigarro en mi boca y busqué el encendedor en mi bolsillo evidentemente pasó mucho. De repente levanté la mirada de nuevo y vi al Pelado llegando en una moto a toda velocidad -interpreto que era el novio de turno de La Gorda-. Describiré brevemente al Pelado: Tatuaje tumbero en el brazo, cara de alcohólico y... Pelado.
En menos tiempo de lo que se tarda en encender un cigarrillo, la situación era otra: La moto en marcha apoyada contra el cordón, El Pelado sosteniendo violentamente del cuello a La Señora mientras le ordenaba a gritos que volviera a su casa y La Piba corriendo a los gritos con El Nene en dirección opuesta, por la vereda de la plaza. Actoseguido, El Pelado corriendo tras La Piba y El Nene para.. matarlos? Eso nunca lo supe. Para terminar de adornar la secuencia: Alice Practice sonando en mis auriculares.
Justo cuando comenzaba a darme verguenza ajena lo bizarro de toda la situación y deseaba que me tragara la tierra, mi compañera de trabajo llegó, por lo que empecé a caminar con ella mientras fumaba rápidamente lo que quedaba de mi cigarrillo antes de entrar a trabajar. Volteé antes de entrar, y llegué a ver a La Gorda llorando sentada en el cordón, no muy lejos de la moto que seguía en marcha.
Entré a la oficina y me puse a trabajar, cada tanto echando un vistazo por la ventana para convencerme de que el escándalo peronista que acababa de ver no había sido producto de mi imaginación. Fue una tarde ajetreada, por lo que no tuve tiempo de seguir la historia minuto a minuto desde mi ventana, pero cada tanto se escuchaba una puteada o un grito, obviamente de parte de alguno de estos personajes. Personajes que siempre están, en todos lados, y proporcionan momentos inolvidables -y no siempre agradables- sobre los que hablar en una entrada como ésta.
So, looks like my work here is done.


Chaw ~

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