Es como que te subís a un tren en Retiro sin saber a dónde vas, te fumás un cigarro entre los vagones del tren con una actriz de segunda, que te dice que el tren va a Rusia, mientras caras conocidas pasan y saludan. Claro, es muy normal ir a Rusia en tren y que una amiga aparezca de la nada (casualmente ella también iba a Moscú), te cuente que tiene una tía abuela que se enteró de que en realidad era una alienígena adoptada y se vaya sin saludar. No te extrañe que unos nenes filipinos te empiecen a hablar de Mussolini al tiempo que el tren se detiene en el medio de la nada y tu vieja se sube al vagón comiendo un pancho con mucho ketchup y te dice con toda naturalidad, y con la boca llena: "pensé que íbamos a París!". De repente te levantás de tu asiento y ves a tus vecinos, los Tuchtfeld. Les decís amablemente que se bajen del tren y ni siquiera sabés por qué. Lo mejor es cuando el tren entra a un túnel y todos los pasajeros empiezan a aplaudir mientras empezás a escuchar Bring me the Horizon,cada vez más fuerte. De pronto te despertás y ves que te está llamando tu psicóloga. Qué haces? Atendés y le contás? Le contás o no le contás?
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