Thursday, February 17, 2011

Lo único que quería era que eso durara por siempre. Tendría mucha ventaja para analizar, evaluar... poner las cartas sobre la mesa. Necesitaba ordenar todo lo que venía pasando. De repente me imaginé qué pasaría si el tiempo se detuviera un rato; tanto que hasta percibí que todo sucedía más lento, o eso creí. Traté de prestar atención al ruido de las olas y  olvidarme de lo molesto que era ese viento húmedo en la cara. Sin darme cuenta me encontré demasiado cerca de la orilla, justo cuando una ola que llegó un poco más lejos que las demás me tapó los tobillos. Sabía que hubiera sido una buena idea descalzarme pero -extrañamente- no me jodió para nada. Sin embargo, la situación no dejó de parecerme un poco tonta. Tuve el impulso de sacar el celular y fijarme la hora; no me arrepiento de no haberlo hecho, estaba bien así.
De pronto algunas sílabas comenzaron a aparecer en mi cabeza, parecía estar queriendo formar una frase, una afirmación. Pero decidí dejar que el pensamiento fluya, tal vez sólo de cobarde, porque sabía que la idea que estaba formulando no me iba a gustar para nada. No pasó mucho tiempo -o quizá sí- hasta que me di cuenta de que aquello no era nada nuevo. Definitivamente no tenía que sorprenderme.
La última vez que sentí eso había sido hacía casi dos años. Claramente no era el mismo escenario, mucho menos el mismo nombre resonándome por dentro como campanas endemoniadas. Esto iba más allá, lo que me hizo sentir, por así decirlo, algo más maduro. No pude evitar encadenar algunos conceptos hasta terminar preguntándome qué sería de mis viejos, mi hermano... Mi cuarto, mi cama, mi escritorio. Qué habría en la heladera, si habrían movido algún mueble, si inocentemente pensaran que los extrañaba. Me pregunté si volvería a percibir ese olor cuando volviera. Inconscientemente me alarmé de lo que estaba pensando, abrí los ojos e inmediatamente traté de eliminar la palabra "volver" de mi cerebro durante un instante.
Ese era un momento conmigo,nada ni nadie más. Sólo la vida traducida en esa arena espesa, en las luces de los edificios, la inmensidad del agua oscura. Volver no era necesario. El regreso estaba lejos, por suerte. De hecho ni siquiera sabía con exactitud cuándo sería. Y eso terminó por hacerme sonreir, lagrimear un poco, respirar hondo, hacer una promesa y darle la espalda al mar para luego empezar a caminar hacia las luces otra vez. Quedaba mucho por disfrutar, todavía más que todo lo que había vivido hasta entonces.
Según recuerdo, la sonrisa se quedó en mi cara durante un rato. No es raro que haya sido así: estaba donde quería estar, con quienes quería estar. Y, al fin y al cabo, ese momento en particular sí terminó durando por siempre.

No comments:

Post a Comment